Reprodueixo textualment una editorial, Invitación a la violencia, del diari digital de "El País" amb data 25 de març de 2012. En un article
d'opinió, el rotatiu madrileny, d'àmbit estatal, ataca la figura de l'entrenador portuguès, a qui fa
responsable directe de "l'escalada de violència, les actituds xulesques i
els insults greus als àrbitres" que protagonitzen jugadors i tècnics del
Madrid últimament. Per llegir l'article al web del diari seguiu aquest enllaç.
Invitación a la violencia
Un grupo de jugadores del Real
Madrid y una parte del equipo técnico protagonizaron el miércoles un
espectáculo vergonzoso en el campo del Villarreal que debe interpretarse como
un salto cualitativo en la conducta antideportiva del club desde que lo entrena
José Mourinho. No sólo insultaron al árbitro de forma soez y repetida (¡filho
de puta, filho de puta!) el propio entrenador y Pepe, ese agresor
reincidente dentro del campo, impermeable a cualquier racionalidad e inmune a
cualquier correctivo; también se comportaron como una recua de bronquistas en
el túnel de vestuarios, con patadas a puertas y paredes e injurias propias de
una horda. En el curso de esa túnel borroka, insultaron gravemente al
presidente del Villarreal, Fernando Roig, y a toda la afición local. “Este es
un campo de mierda y usted es un indecente”, le escupió la estrella de hojalata
Cristiano Ronaldo. Esta escalada de violencia, que ofende vivamente a los
madridistas más conspicuos, tiene responsables.
El segundo, de forma inevitable, es el presidente del club, Florentino Pérez, por defender los desplantes más infames del entrenador. Él representa a los socios del Real Madrid y es el depositario de la sensatez y cortesía de la institución. Tendría que explicar públicamente el vergonzoso y reiterado comportamiento de algunos de sus empleados. Por otra parte, la escalada de violencia mourinhista no debería pasar inadvertida a las autoridades deportivas y políticas. Constituye un germen de crispación allá donde se presenta el club que honraron Di Stéfano o Velázquez y que ahora vilipendian el entrenador luso y su guardia de corps dentro y fuera del campo.
Actitudes rufianescas como las de Villarreal llevan aparejado el riesgo de que se produzca un incidente grave, con daños personales, en cualquier campo. Pues bien, Mourinho, su ayudante Rui Faria y Pepe han sido castigados por el Comité de Competición con sanciones ridículas. Es probable que el Real Madrid gane la Liga; pero, para cualquier aficionado de bien, ha perdido algo más valioso.
Us invito també a llegir aquest comentari del mateix diari sobre el Reial Madrid (per llegir-lo en "El País" seguiu aquest enllaç).
“¡Lo que tenemos que hacer es jugar mejor!”
Hasta hace un año, cuando José
Mourinho hablaba en el vestuario, los jugadores interrumpían sus actividades y
escuchaban sin atreverse a pronunciar palabra. El miércoles, en El Madrigal,
cuando después del 1-1 el entrenador del Madrid esperó a sus jugadores en el
túnel de vestuarios, estaba sumamente agitado. En el bullicio del vestidor su
voz se elevó sobre los demás ruidos. Uno de los testigos le escuchó clamar:
“Ahora tenéis que salir y decir a la prensa que el árbitro nos ha robado dos
puntos”. El técnico estaba enfurecido. Pero salvo Cristiano, Pepe y sus
ayudantes, la gran mayoría de la concurrencia estuvo más pendiente de ducharse
que de atenderle. Hubo futbolistas que protestaron abiertamente la orden del
jefe. Las voces discordantes se escucharon en todos los rincones: “¡Otra vez
con la misma historia! ¡Lo que tenemos que hacer es jugar mejor al fútbol!”.
El entrenador, sumamente enfadado,
abandonó el vestuario en compañía de Karanka. Poco después, el club anunció a
través de sus empleados que ni Mourinho, ni sus delegados, ni los futbolistas,
harían declaraciones en público. El técnico mandó silencio. En las redes
sociales, con el patrocinio de Eladio Paramés, el portavoz de Mourinho, se
alentó una campaña propagandística bajo una llamativa etiqueta de Twitter:
#ElSilenciodeMourinhoEsElGritoDelMadridismo
Los jugadores cumplieron con la
orden del entrenador pero desde el partido en Vila-real han hablado más que
nunca entre ellos. El jueves, Casillas y Sergio Ramos convocaron a todos sus
compañeros a una reunión. Los técnicos no fueron invitados. Tampoco tuvieron
acceso otros empleados del club. Solo acudieron jugadores. Según los
asistentes, durante el conciliábulo se puso énfasis en rechazar la estrategia
de denuncias de conspiración que tanto alteraron a la plantilla en la temporada
pasada, en la creencia de que todo aquello solo sirvió para tapar los errores
del entrenador y motivar a los rivales. Algunos hablaron de los problemas
futbolísticos del equipo. No descartaron la necesidad de organizarse entre
ellos para pulir los defectos que habían tenido en las últimas semanas,
principalmente a la hora de atacar.
La asamblea de jugadores sorprendió
a Mourinho. Al técnico, siempre preocupado por controlar la gestión de personal
hasta los mínimos detalles, no le gustó el modo en que fue convocada la
reunión. La imposición del silencio hacia el exterior guarda relación con el
deseo febril del técnico por conseguir discursos uniformes cada vez que traza
una línea de comunicación. Ante la posibilidad de no transmitir una imagen
monolítica, por desconfianza de lo que pidieran declarar algunos futbolistas,
Mourinho cortó por lo sano.
Los jugadores y los técnicos
siguieron sin hablar tras el 5-1 a la Real. El director de relaciones
institucionales madridista, Emilio Butragueño, anunció la medida: “El miércoles
[en Vila-real] fue un partido extraño y era conveniente estar un poco al
margen. Nosotros no hemos hablado de los árbitros. Ojalá los árbitros no se
equivoquen con nosotros en los nueve partidos que quedan. El club estima que la
prudencia es lo más aconsejable y no hay más que decir”.
Butragueño olvidó que su compañero
de trabajo Miguel Pardeza, que ejerce de director deportivo del Madrid, ofreció
tres entrevistas el jueves pasado a los diarios ‘As’, ‘Marca’ y ‘El Mundo’ en
las que declaró que en el club se habían sentido discriminados respecto a los
arbitrajes que recibía el Barcelona. El presidente de honor, Alfredo di
Stéfano, también criticó a los árbitros en su columna de ‘Marca’. La tituló “No
robarás”.
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